Los Orígenes de los Zetas: Cuando Osiel Cárdenas Guillén Contrató a 'El Z-1', Arturo Guzmán Decena

 En los tumultuosos años 90, Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel del Golfo, buscó dar un golpe maestro para consolidar su poder: fundar un brazo armado feroz y temible. Así, convocó a un joven llamado Arturo Guzmán Decena, apodado 'El Z-1', para liderar lo que eventualmente se convertiría en los infames Zetas.

La oferta de Cárdenas Guillén resultó irresistible para Guzmán Decena, quien, deslumbrado por los ostentosos sueldos de los capos del narcotráfico en comparación con lo que ganaba como militar del GAFE, decidió unirse al Cártel del Golfo. Su primera tarea: reclutar a jóvenes, especialmente militares, con la visión de formar una poderosa fuerza capaz de enfrentar a los rivales, en ese momento, el Cártel de Sinaloa.

La transición de Guzmán Decena de militar a narcomercenario marcó un hito significativo. Abandonando su vida castrense, se sumergió en el mundo del crimen organizado, desafiando el tradicional esquema de sobornos aceptados por los soldados. El libro 'El Narco' describe este cambio radical, atribuyéndolo a la irresistible atracción del dinero que los gánsteres ganaban en comparación con los modestos salarios militares.

Una vez dentro del Cártel del Golfo, Cárdenas Guillén encomendó a Guzmán Decena la tarea de formar una compañía de sicarios. El único requisito: saber disparar. Rápidamente, 'El Z-1' reclutó a exmilitares descontentos con sus ingresos y dispuestos a cambiar su lealtad por un sueldo más lucrativo.

La urgencia de Cárdenas Guillén por crear su brazo armado se reflejó en la colocación de mensajes en las calles, ofreciendo tentadoras prestaciones. Estos anuncios, según 'El Narco', prometían buen salario, comida, atención a la familia y, en apariencia, un cambio radical en el nivel de vida. La táctica fue efectiva, atrayendo a jóvenes ansiosos por abandonar la pobreza y la incertidumbre.

La creación de los Zetas, liderada por 'El Z-1', se convirtió en una página oscura en la historia del crimen organizado. Este capítulo, marcado por la corrupción y la seducción del dinero fácil, sentó las bases para una de las organizaciones criminales más violentas y poderosas que México haya conocido.